“A veces, el verdadero trabajo de un artista no es crear algo bello, sino darle forma a una verdad invisible. Esta es la historia de cómo una escultura buscó hacer visible la fe.”
Hay encargos que llegan y son simplemente un trabajo, y hay otros que llegan al alma y se convierten en un viaje. Recientemente, mi hermana mayor me confió uno de estos últimos: crear el regalo de bodas para su hija, mi sobrina Michelle. Sabiendo que son una familia de fe católica profunda, el reto no era solo estético, sino espiritual: ¿cómo se puede materializar en una sola pieza la complejidad, la sacralidad y la promesa del matrimonio?
La idea inicial partió de una imagen de referencia que me mostraron: una figura que sostenía una escalera mientras otra ascendía. Aunque la intención era buena, algo en mi interior no resonó con ella. Sentía que el matrimonio era más que un apoyo unidireccional; es un ascenso compartido. Fue en esa búsqueda de un símbolo más auténtico donde nació el concepto de “Ascenso Paralelo”, una obra que representa el matrimonio no como un acuerdo entre dos, sino como una entidad viva, edificada sobre un pacto fundamental y nutrida por una fuente de gracia divina.

Esta era la idea original

En esto se convirtió
El Simbolismo: Desglosando la Obra
Para que la escultura comunicara esta visión, cada elemento fue diseñado con una intención específica, creando un lenguaje visual que narra la historia de esta unión sagrada.
La Pareja: La Reciprocidad en Fe
La postura de la pareja es clave. Ascienden en paralelo, a la misma altura, mirándose y buscándose. Su apoyo mutuo no es solo humano, es un reflejo de su fe compartida. Al mirarse, reconocen también la presencia divina en el otro. Su unión de manos a través de los peldaños es un acto simbólico de oración y comunión constante en su ascenso.
La Base Cuadrada y Escalonada: El Pacto Fundacional
La escultura se erige sobre una base sólida, cuadrada, que simboliza la estabilidad, la honestidad y la rectitud; los principios inamovibles de la unión. Pero esta base tiene dos niveles. El escalón inferior representa el pacto humano: el “sí, acepto” de la pareja, su compromiso terrenal de amarse y respetarse. El escalón superior, donde se asienta la escalera, representa el pacto con Dios. Al colocar su unión en este nivel, la pareja eleva su matrimonio de un contrato a una vocación sagrada, poniéndolo bajo el amparo de un plan divino.
Las Raíces: La Gracia y el Vínculo con lo Divino
Quizás la metáfora más importante son las raíces. Estas no nacen del suelo, sino de la propia escalera, del camino de vida de la pareja. Esto simboliza que es en su caminar diario, en su vida juntos, donde la presencia y la Gracia de Dios se hacen tangibles. Al tocar y extenderse sobre la base, las raíces muestran que el matrimonio extrae su fuerza y sustento de ese pacto divino. Transforman la estructura en un organismo vivo, que crece y se aferra a su fe para no caer, recordándonos que no se sostienen solo por su propio esfuerzo, sino porque están conectados a su Fuente.
La Escalera: El Camino Compartido
La escalera es el viaje de la vida que recorren juntos. Pero ahora no es una escalera en el aire, sino una firmemente plantada sobre el doble pacto y nutrida por la gracia. Cada peldaño representa los días, las alegrías y los desafíos que enfrentan, siempre en igualdad y con la seguridad de su fundamento.
La Pareja: La Reciprocidad en Fe
La postura de la pareja es clave. Ascienden en paralelo, a la misma altura, mirándose y buscándose. Su apoyo mutuo no es solo humano, es un reflejo de su fe compartida. Al mirarse, reconocen también la presencia divina en el otro. Su unión de manos a través de los peldaños es un acto simbólico de oración y comunión constante en su ascenso.

Ascenso paralelo
una escultura que simboliza el matrimonio como un pacto humano y divino, donde una pareja de iguales asciende nutrida por la fe.
“Ascenso Paralelo” es, por tanto, más que un objeto decorativo. Es mi interpretación de una verdad profunda. A pesar de mi agnosticismo, entiendo y respeto la necesidad humana de un ancla espiritual, y en este caso, la fe católica de mi familia es el cimiento de su amor. La obra es un intento de honrar esa fe. Es un recordatorio tangible de que su matrimonio es una trinidad sagrada: dos personas en amor recíproco y Dios como su sustento eterno. Es un regalo de mi hermana a su hija, pero también es una bendición y una oración hecha materia, para que nunca olviden sobre qué roca firme han decidido construir su vida juntos.